1.29.2008

-.Prohibido Suicidarse en Primavera.-

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Doctor. – Espero que no sea la envidia del lujo lo que ha causado su desesperación.

Alicia. – Oh no. Nunca le he pedido demasiado a la vida. ¡pero es que la vida no ha querido darme nada! Al hambre se lo vence; ya lo he vencido otras veces. Pero…¿y la soledad?¿sabe usted por qué he venido aquí?

Doctor. – Eso es lo que no acabo de comprender.

Alicia. – Es natural; en un momento de desesperación, una se mata en cualquier parte. Pero yo que he vivido siempre sola, ¡no quería morir sola también! ¿lo entiende ahora? Pensé que en este refugio encontraría otros desdichados dispuestos a morir, y que alguno me tendería su mano… Y llegué a soñar como una felicidad con esta locura de morir abrazada a alguien; de entrar al fin en una vida nueva con un compañero de viaje. Es una idea ridícula ¿verdad?

Doctor (interesado). – De ninguna manera. ¿Trató usted de buscar a ese compañero?

Alicia. - ¿Para qué? Cuando llegué aquí ya no sentía más que el miedo. Me perdí por esas galerías, me pareció ver una sombra extraña que me buscaba… y eché a correr, gritando, hacia la luz. Fue como una llamada de toda mi sangre. Entonces comprendí mi tremenda equivocación; venía huyendo de la soledad… y la muerte es la soledad absoluta.

Alejandro Casona

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