1.15.2008

-.Porque duele.-



Este dolor
desde mis entrañas emanado
explota con furor
al llegar a mi pecho hastiado.

Me oprime, me ofusca, me congela.
Me congela este frío agotador
que me da la certeza de saber
que nada queda por ver.

No quedan ya emociones,
ni gustos, ni pasiones;
hasta el amor
ha perdido las ilusiones.

No tengo por qué sonreír,
si a duras penas logro llorar.
He acabado con la felicidad
y casi estoy exento de sufrir.

Sólo quedan estos lamentos,
artificiosos lamentos,
cargados de esplendorosa vacuidad,
dotados de asombroso olvido.

Ya nada queda.
Tan sólo estos lamentos,
porque hasta la muerte
carece ya de sentido.

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