Hace cuánto que a ti no te encontraba
de mi vida dulce y fiel carcelero.
Buscándote perdido casi muero,
porque por hallarte a mi me negaba.
de mi deseo yo fui prisionero
y hoy tú ríes y gozas, embustero,
de lo que ayer a mi me asfixiaba.
Mas veme ahora, tú, mi preferido,
que a ser fiel esclavo tuyo jugaré.
Es sólo un sádico juego, querido,
porque tú nunca carcelero has sido
y de mis deseos no me desharé,
aunque de ello dependa el olvido.
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